Nadie, ni nada, puede alterar el paso del tiempo que nos da la sensación de tomar mayor velocidad, mientras avanzamos en la aventura del vivir. El viento es nuestra línea de tiempo y la arena, la metáfora del impredecible recorrido de nuestras vidas con un final impostergable, el mar, el final.

No one, nothing, can alter the passage of time that gives us the sensation of taking on greater speed, the further we advance in the adventure of living. The wind is our pushing timeline, and the sand is the metaphor of the unpredictable journey of our lives with an unpostponable end, reaching the sea, the dissolution, the end.